Las tardes en la casa de Antoni eran irrepetibles. Solía albergar tertulias, donde entre café y café, salían a relucir temas de dispar opinión.
-Cataluña perd força cada dia que passa (decía Dalí)
-No desesperes Salvador, el pueblo catalán sabe que con paciencia y si es necesario con la ayuda de lo emigrantes andaluces, volverá a resurgir como el sol tras una tormenta. (animaba Federico).
-Esperpento, esperpento, esperpento (finalizo Dalí con su clásico surrealismo).
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