me hace enrojecer.
Dolor y rabia al mismo tiempo.
Campos de lluvia se deslizan
por tu cuello.
Sal, de mi mente perturbada,
sal, de mi corazón desquiciado,
pero, tú, miel de naranjas,
sigues martirizándome sin compasión.
Duele no mirarte, pero, más dejar de amarte,
no te librarás de mí, miel de naranjas.
En mi se hace amargo,
en ti dulce locura.
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